
Las experiencias que tenemos en la infancia pueden tener un impacto grave en nuestra calidad de vida en la edad adulta. Pueden moldear nuestras personalidades, afectar las relaciones románticas e influir en la forma en que criamos a nuestros propios hijos.
La mayoría de las personas pueden comprender fácilmente cómo el abuso físico puede afectar a un niño. ¿Qué pasa con el abuso emocional? ¿Y qué hay de las experiencias dolorosas a menudo inevitables que experimentan muchos niños, a pesar de los mejores esfuerzos de sus padres por mantenerlos a salvo?
La mayoría de la gente tiene heridas emocionales en la niñez. Estas experiencias dolorosas pueden tener repercusiones a largo plazo, a menudo resurgen en la edad adulta y causan estragos en nuestro bienestar emocional.
Si sientes que sigues saboteándote a ti mismo, tomando malas decisiones en las relaciones o teniendo reacciones exageradas a ciertas situaciones, puede ser que tu niño interior herido se esté comportando mal. Su niño interior representa sus aspectos infantiles, recuerdos personales, esperanzas y sueños. Si está tratando de llamar su atención, puede estar pidiendo a gritos que sane una vieja herida.
Hablar con un asesor de relaciones puede ser de gran ayuda en este sentido. También puede comenzar su camino para convertirse en un adulto sano al descubrir las heridas de su niñez por su cuenta. Continúe leyendo para aprender cómo puede ponerse en contacto con su niño interior y sanar sus heridas emocionales.
¿Qué son las heridas de la niñez?
Imagínese un niño que anhela afecto y atención. Sin embargo, sus padres los ignoran repetidamente. Necesitan conexión y cariño sin recibir la atención adecuada. Tales experiencias dolorosas pueden afectar la inteligencia emocional del niño, resultar en deseos relacionales constantes y hacer que el niño desarrolle varios patrones de supervivencia para curar sus heridas. En la adolescencia y la edad adulta, pueden recurrir al alcohol, las drogas, la comida o las relaciones.
Estas son algunas de las heridas emocionales más comúnmente experimentadas:
Rechazo: Los niños que son rechazados por sus padres, cuidadores o compañeros pueden desarrollar un miedo profundo al rechazo. Una herida de rechazo también puede extenderse hacia adentro, contaminando sus sentimientos y pensamientos. Una persona con una herida de rechazo puede sentir que no merece afecto. También pueden aislarse de los demás y tomar todo tipo de medidas para evitar el rechazo. Abandono: Si sientes que la soledad es tu peor enemigo, es posible que tengas una herida de abandono. Los niños que experimentan el abandono a menudo crecen para desarrollar un miedo profundo a que los abandonen. Pueden optar por dejar a sus socios antes de dejarlos o abandonar los proyectos desde el principio. Humillación: Ser humillado en la infancia puede dejar una huella duradera. Los padres y compañeros pueden decirle al niño que es “malo”, torpe o no lo suficientemente bueno. O pueden humillarlos frente a otras personas. La humillación puede tener un impacto grave en la autoestima de un niño. Injusticia: Los padres fríos, autoritarios o controladores pueden producir sentimientos de insuficiencia, inutilidad o ineficacia en sus hijos. Cuando esto se perpetúa hasta la edad adulta, el niño puede volverse rígido, perfeccionista y desconfiado. Traición: Cuando los padres no cumplen las promesas o le fallan a su hijo de alguna manera, el niño puede desarrollar una tendencia a la desconfianza. Esto puede transformarse más tarde en sentimientos de celos y envidia, o resultar en una personalidad controladora.
¿Cómo te afecta una mala infancia?
Como ha visto, las heridas de la niñez pueden ser el catalizador de una variedad de comportamientos de autosabotaje. Los factores estresantes de la infancia pueden causar reactividad emocional, lo que hace que desarrolle varios patrones de supervivencia para afrontarlos, e hipervigilancia crónica como resultado de una herida de apego. Algunos ejemplos específicos de patrones de supervivencia pueden incluir:
Evitar el secreto Agradar a las personas Conductas controladoras Perfeccionismo Uso de sustancias para no sentir Inseguridad Indecisión Agresión Egoísmo
Los patrones de supervivencia que desarrolle pueden aparecer en su adolescencia y edad adulta, afectando negativamente sus relaciones y su bienestar general. Aunque estos mecanismos de afrontamiento pueden haberle servido durante años, es poco probable que le ayuden a cambiar su comportamiento y desarrollar una intimidad saludable.
¿Se pueden curar las heridas de la infancia?
Sí, las heridas profundas de la niñez se pueden curar con paciencia y esfuerzo. Para la mayoría de las personas, hablar con un asesor de relaciones compasivo puede marcar una gran diferencia. Un buen entrenador comprenderá el inmenso impacto de sus dolorosas experiencias infantiles y lo hará sentir escuchado, visto y comprendido. Le permitirán expresar sus sentimientos y pensamientos, ya sean miedo, tristeza o ira.
Además, su viaje de sanación debe desarrollarse a su propio ritmo. Date tiempo para superar los sentimientos difíciles, seguir aprendiendo y aceptar nuevas experiencias.
¿Cómo se curan las heridas de la infancia?
Si bien el viaje de curación de cada persona es diferente, existen algunos caminos generales que puede tomar para facilitar el proceso:
Conocete a ti mismo. La aceptación comienza con la autoconciencia y el autoconocimiento. Explore sus emociones y acepte dónde se encuentra ahora mismo. Sea consciente del momento presente y sea lo más honesto posible acerca de cómo se siente. Entonces puedes reflexionar sobre la raíz de tus problemas. Permítase aprender a sentirse cómodo estando incómodo.Obtener perspectiva. Es fácil caer en la trampa de ver las cosas como quieres que sean. Esto puede hacer que pierda el contacto con cómo son realmente las cosas. Para aceptar su dolor y curarlo, es posible que deba cambiar su perspectiva y tratar de volver a estar en contacto con la realidad. Aceptación no significa “ceder”. El hecho de que esté dispuesto a aceptar su dolor emocional no significa que lo respalde o que no quiera cambiar su comportamiento. En cambio, simplemente estás haciendo las paces con tu pasado y permitiéndote seguir adelante.
Curarse con la ayuda de un entrenador de relaciones remotas dedicado
Cambiar los patrones de supervivencia de su niñez no es un proceso fácil. Sin embargo, si es honesto consigo mismo, puede desarrollar una intimidad saludable y dejar ir los patrones que ya no le sirven. El cambio es posible.
PIVOT puede ayudar. A través del coaching individual centrado en las relaciones y los retiros y talleres de coaching personalizados, podemos ayudarlo a trabajar en la curación de sus heridas centrales y comenzar a facilitar un cambio de comportamiento significativo.
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